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Todos los días te levantas y te dices: hoy puede ser un gran día y sonríes.
Claro eso que haces es decirte una frase a ti mismo para darte ánimos ya que sabes que estar bien, feliz y agusto es un grandísimo privilegio. De esto te das cuenta cuando ha habido momentos en los que lo has llegado a pasar tan mal que has dicho: ¡Dios mío aquí me quedo!
Esa frase matutina es bastante relativa: a lo mejor te levantas de la cama y te tuerces un pie, o te pegas una ostia del copón, pero a lo mejor, por poner un ejemplo muy tonto, te levantas y te dicen: mira hijo te he comprado unas zapatillas :D Precisamente las zapatillas que tu querías.
Con este rollo quiero decir que cada día es un mundo distinto, que un día estás de puta madre y te encanta y otros estas triste y amargado y te jode. Es una putada sí, pero la vida es así. Debes acostumbrarte a estas irregularidades de tu estado de ánimo. Cuando estes bien debes pensar: ah pues de puta madre. Cuando estes jodido, por el contrario debes decirte: bueno no pasa nada mañana estaré bien, a mi ni nada ni nadie me va a joder la existencia.
Así es como hay que tomarse las cosas, con tranquilidad, con esa tranquilidad que te llevará a no ser extremista y a no perder los nervios con facilidad. Ya lo decía una canción: Don't worry, be happy.